Un problema que requiere de reparación urgente es tener un equipo informático que se reinicia de forma constante. Puede ser que suceda nada más encenderse Windows, o que se produzca al cabo de un rato en que estamos trabajando. La cuestión es que se reinicia solo.
Los ordenadores en esas condiciones, evidentemente, no son aptos para el trabajo. ¿Cuál es la posible causa de que no funcionen como es debido? ¿Es inevitable tener que comprarse un PC nuevo cuando pasa esto, o se puede arreglar?
Antes de nada, hemos de determinar la causa de por qué no funciona.
¿Por qué el ordenador se reinicia solo?Los motivos pueden ser variados y unos más graves que otros. En cualquier caso, puede haber una solución si sabemos identificar el problema. Los casos más comunes que nos hemos encontrado son los siguientes:
- Hay un problema con los ventiladores. El procesador se sobrecalienta, y al no poder soportar la alta temperatura, se reinicia. Y es probable que además de reiniciarse, también haga ruido. La solución en este caso es quitar el polvo de los ventiladores, retirando la carcasa, y comprobar que funcionen como es debido. Si es necesario, se pueden instalar ventiladores nuevos.
- Problemas con los drivers y software instalado. A veces el hecho de instalar un driver equivocado motiva que el ordenador se apague solo apenas arrancar. Para lograr entrar al escritorio, tenemos que “arrancar en modo seguro”. Antes de que se ponga Windows, debemos presionar la tecla F8. Una vez que podamos entrar, hay que desinstalar el driver que haya podido causar el problema.
- Los módulos de RAM son deficientes. Un caso muy común si has comprado una tarjeta de RAM hace poco y presenta deficiencias. Es esencial testear que la tarjeta para ver si el error viene de ahí.
- El microprocesador es defectuoso. O algún otro de los componentes. Hay que tener en cuenta que a veces al reiniciarse el PC nunca llega a verse el escritorio, bien porque el problema está en la tarjeta de vídeo, bien porque nunca llega a arrancar Windows.
- Pero también puede producirse por motivos ajenos a estos.