Lo primero que tendrás que hacer, una vez hayas instalado Windows, llegue o no a abrirse realmente, es conseguir que salgan las opciones de arranque avanzadas. Para eso, reiniciaremos el equipo y pulsaremos la tecla F8 antes de que salga el logotipo de Windows para que podamos arrancar el equipo de forma segura.
Después, entraremos en la última configuración de Windows conocida que funciona. Esto permitirá que si Windows no puede iniciarse, la computadora eche mano de una copia registrada de Windows de un momento en el que sí funcionaba. Si de ese modo no funciona, también podemos intentar “arrancar en modo seguro”, una opción que permitirá que el equipo arranque sólo con lo que había instalado de base al inicio (ni programas, ni drivers, ni nada posterior).
Una vez que entremos, haremos lo posible por restaurar el sistema a un estado anterior . En ocasiones, puede que ni siquiera de ese modo logremos deshacernos del virus que hay en nuestro ordenador, y entonces tendremos que utilizar el disco de reparación o instalación (aquí te explican cómo hacerlo) para poder arrancar el SO.
En ocasiones, puede no tratarse de un problema del sistema operativo, sino conflictos en el disco duro. Se trata de pequeños errores en el software (no en el disco duro físico) que podemos reparar a través de una herramienta de Windows llamada CHKDSK. Tendrás que escribir CHKDSK C: /P en la línea de comandos (Inicio, Ejecutar) para poder comprobar los errores y corregirlos.