Terminas de trabajar. Es tarde, así que decides cenar y darte una ducha. Te pones el pijama y ves que todavía tienes un poco de tiempo para navegar por Internet con tu PC. Lo enciendes, y compruebas con estupor que ha tardado tanto en arrancar que deberías haberlo encendido antes de meterte en la ducha. ¿Te suena esta escena? Pues tranquilo, no estás solo, es uno de los problemas más frecuentes de Windows 10, uno de los más molestos, y también uno de los más fáciles de resolver.
Hay muchas formas de resolver un problema de inicio lento en Windows 10, pero en este artículo vamos a compartir con vosotros las más sencillas y efectivas:
- Si tienes activado el inicio rápido, desactívalo. Si no lo tienes activado, prueba a activarlo. Puedes hacerlo entrando en «Panel de Control > Hardware y Sonido > Opciones de Energía > Cambiar las acciones de los Botones de Inicio y Apagado».
- Deshabilita las aplicaciones que cargan de inicio. Esto reduce las aplicaciones que Windows 10 cargará al iniciar. Entra en la ruta «Administrador de Tareas > Pestaña Inicio», haz clic derecho en la aplicación que quieras deshabilitar y listo.
- Haz un análisis de malware. En algunos casos, una infección de malware también puede acabar dando problemas importantes que afectan a los tiempos de arranque. Puedes utilizar Windows Defender, integrado en Windows 10.