En principio, es importante mencionar que el sistema operativo Windows, y sobre todo las versiones anteriores a Vista, suelen ser muy susceptible a inconvenientes relacionados a algún tipo de cambio de alguno de los elementos del hardware. Afortunadamente con Windows 10 muchos de los problemas de compatibilidad del software con el hardware han sido solucionados, por lo cual es mucho más difícil que el problema sea debido al propio sistema operativo.
Pero si aún conservamos una computadora con un sistema anterior a Windows 10, siempre que cambiemos algún componente, no sólo nos tenemos que asegurar que el sistema operativo posee compatibilidad con el nuevo elemento, sino que debemos notificarle al sistema de la modificación.
Uno de los síntomas que suelen presentarse en este caso es la aparición de la temida pantalla azul de Windows y el posterior reinicio automático de la PC.
Lo que debemos hacer en este caso es ingresar al sistema en el modo a prueba de fallos, para lo cual debemos pulsar la tecla F8 durante el arranque de Windows, ya que de esta manera se cargarán los controladores genéricos de cada elemento evitando la incompatibilidad.
Pero también podemos encontrarnos con que nuestro sistema ha sido atacado por un virus, y sea ese el motivo de la falla en el arranque, por lo que también se recomienda realizar una evaluación con un antivirus que permita detectar una infección en los archivos de arranque.
Ante cualquiera de estos casos, debemos utilizar el modo a prueba de fallos para comprobar el problema, y si nos encontramos con la presencia de un archivo corrupto podemos reemplazarlo por una copia original, aunque lo mejor suele ser reinstalar por completo el sistema operativo.